La ciberseguridad permanece en el ojo del huracán de la noticia. Periódicamente surgen titulares que nos recuerdan que la seguridad de la información y de los sistemas tiene unas vulnerabilidades que son explotadas, con mayor o menor facilidad, y que cada vez tienen más repercusiones. Incluso a nivel mundial.
Que haya un mes entero de la Ciberseguridad (la ‘European Cyber Security Month. ECSM’) y no solo un día como es habitual en otras materias, es un buen termómetro para mostrar que el tema reviste importancia. Un mes donde a lo largo y ancho de Europa se llevan a cabo acciones de todo tipo relacionado con este ámbito. Para darla a conocer, generar interés, demanda y, lógicamente, cubrir esa necesidad real de hacer un uso seguro de la tecnología.
Este es el quinto año que se edita esta iniciativa nacida en el seno de la Unión Europea que tuvo la lucidez de que, para ser competitivo en este mundo global y seguir el ritmo a otros países en el uso de la tecnología, hay que sembrar entre ciudadanos, empresas e instituciones un uso consciente de esa tecnología.
Una iniciativa que tiene éxito porque la asistencia de instituciones, empresas y ciudadanos cada año en mayor proporción lo atestigua y prueba irrefutablemente que se ha instaurado en su agenda de manera ineludible. Algunos por iniciativa propia y la mayoría por la fuerza de los hechos o mejor dicho, por las consecuencias de no hacerlo. Consecuencias que han dejado patente que aquellos que no se están preparando para este nuevo nivel de uso de la tecnología no serán competitivos en esta nueva era.
Y esa es la clave. Uno de los objetivos de que todos los meses de octubre de cada año estén dedicados a fomentar la ciberseguridad no es en realidad la ciberseguridad en sí misma, sino comunicar de manera fehaciente que todos los avances en tecnología, que no dejan de sorprender, tienen eco en el ámbito de uso y configuración segura de esa misma tecnología.
Una tecnología que es imparable y que tantas oportunidades va a generar para aquellos que la integren en su día a día. Pero una tecnología que también va a entrañar riesgos que son proporcionales a su potencial. Es por eso la ciberseguridad debe desarrollarse, al menos, a la misma velocidad.