El pasado 11 de febrero celebrábamos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, jornada para incidir en una realidad que a muchos profesionales del ámbito científico-tecnológico nos viene preocupando desde hace años: el sorprendente desaprovechamiento del talento femenino en el mundo científico.
En España, según la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el porcentaje de mujeres en la carrera investigadora se sitúa en el 39%, sin embargo, en la categoría de mayor rango sólo encontramos un 21% de mujeres catedráticas.
En el sector tecnológico, según la Comisión Europea sólo el 30% de los trabajadores del sector en Europa son mujeres y en España la cifra disminuye hasta el 23%. Si nos referimos a los puestos de dirección en el sector, la proporción es alarmante: 91%hombres 9% mujeres.
Esta es la realidad y los números son indiscutibles, de lo que se puede discutir es de los porqués. Debemos ser críticos y trabajar para revertir estas cifras, como por ejemplo el descenso detectado en el número de mujeres que cursan estudios STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas).
Por otra parte, se espera en los próximos años un crecimiento del sector de la tecnología, estimándose 500 000 empleos nuevos en Europa antes de 2020. Oportunidades que no podemos negarnos como no podemos ignorar el incremento exponencial del factor tecnológico en nuestra sociedad.
¿Qué acciones abordar que favorezcan y fomenten la participación de mujeres? Esta es la reflexión que debemos hacer en el sector, desde administraciones públicas, universidades y grandes compañías, hasta medianas y pequeñas empresas.
Pero deberemos comenzar por las etapas más tempranas en las que según los expertos ya se produce la desafección de las niñas por la ciencia y la tecnología, erradicando los clichés que sesgan las elecciones de niños y niñas en detrimento de sus intereses.
Los datos indican la conveniencia de un análisis en la orientación profesional desde el sistema educativo. Precisamos mostrar a los jóvenes la utilidad y el atractivo de nuestras profesiones, así como el amplio abanico de oportunidades que pueden brindarles en el futuro.
Desde los sectores profesionales deben eliminarse prejuicios promoviéndose políticas corporativas para lograr una participación equilibrada en todas las áreas de actividad, por supuesto en cualquier puesto de responsabilidad, siendo los únicos techos de cristal que nos encontremos nuestra propia valía.
Y por último, evitemos que las mujeres abandonen el mercado laboral ofreciéndoles oportunidades de desarrollo profesional y conciliación familiar, cuestiones que, aunque parezcan complejas de implantar por el contexto actual, es necesario abordar de forma efectiva.
Tenemos ante nosotros un futuro prometedor en el sector, si la participación de las mujeres no ha experimentado una mejora significativa en los últimos años, en nuestra mano está cambiarlo.
(Artículo publicado en el número de marzo de la revista Actualidad de las empresas aragonesas)